domingo, 24 de enero de 2010

poema



 las ruinas del tiempo,

Pasan indiferentes a mí alrededor,

Y ella era tan pura,

Tan dulce,

Tan mítica,

Aquellos a los que hizo dioses,

Aquellos a los que ha hecho grandes,

Un lamento eterno le han devuelto,

No queda mucho tiempo,

No queda mucha vida,

Y nunca le dije aquello que yo quería decirle,

Nunca le di más de lo que tenía para ella,

Nunca le pude decir que tenía mucho para ella...



Ligados aun pequeño suspiro,

Ligados a un sentimiento privado en el piso,

Sostenido por las puntas de nuestros dedos,

Vagante por las escalinatas de la misma providencia,

Solo llorando su partida,

Llorando su dolor,

Solo pudiendo luchar en las filas del abismó,

Solo pudiendo ver sus propias lágrimas,

Sus propios dolores,

Solo sus lamentos,

Como podría destruir a ese bello marco, a ese dulce claro celeste en sus ojos,

No podría jamás,



¡¡¡¡OOOOH!!!!



Sus lamentos rondan en mi tumba,

Sus cabellos rozan mi lapida,

Sus lagrimas corroen el nombre de mi ser,

Sus pupilas disuelven todos mis dolores en el infierno,

No queda mucho por hacer,

No mucho por decir,

Mi vida no puede ser perfecta,

No lo es por que tu no estas aquí, ahora mismo,

No me queda mucho si tú te vas,



¡¡¡OOOOH!!!



Ahora el lamento es mío...

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